Cambiar el mundo

Vi hace no mucho una imagen que me hizo pensar en eso de cambiar el mundo... Y empecé a pensar en algo. Si todos queremos cambiar el mundo, nadie logrará cambiarlo. Para cambiar el mundo es necesario que todos trabajemos en función de un mismo objetivo y pongamos todo nuestro esfuerzo en eso. Sin embargo, la humanidad ha demostrado, a lo largo de toda su historia, ser bastante egoísta y "autocentrada", y con esa actitud no se logrará ningún cambio.

Es algo así como querer mover un gran bloque de mármol sobre una superficie de asfalto. Si todos, estado alrededor del bloque, empujamos/halamos hacia la misa dirección, se moverá el bloque... Si cada quien empuja/hala hacia su propia dirección, nunca se moverá. El cambio no puede ser, entonces, un proyecto que pueda ser llevado a cabo por sólo una persona. Debe tener involucradas suficientes personas para empujar el bloque en la dirección que se quiere (superando la fuerza ejercida por aquellos que lo quieren mover en el sentido contrario y el roce generado por el peso del bloque).

He tenido esta frase como "motto" de vida por varios años: "Sé el cambio que quieras ver en el mundo", y ahora entiendo que no puedo ser sólo yo el cambio que quiero ver en el mundo, debo, también, inspirar a otros a ser ellos el cambio que queremos ver en el mundo. La cuestión es que tenemos que ser más que los que quieren un cambio diferente. También (asumo que) saben que no soy amante de los políticos y sus "campañas", así que no es como que haré una para cambiar el mundo a cómo creo debe ser... Pero, sí puedo hacer esa campaña para cambiar mi mundo, mi entorno y los lugares en los que hago vida. De hecho, primero has de cambiar tu mundo para poder cambiar el mundo.

Entonces, es hora de cambiar la frase (y el motto) por: "Sé el cambio que quieras ver en tu mundo".

Bueno, hora de dejar el whiskey.

Monstruos

Todos tenemos monstruos en nosotros. Esa obscura realidad que no terminamos de aceptar, ese miedo que nunca perdiste o ese recuerdo que hace desastres cada vez que pasa por la mente. Comencemos, entonces, por definir a los monstruos como criaturas, si bien quieren sombrías y macabras, sobre los cuales no tenemos (todavía) control. Por lo mismo, cuando están sueltos por ahí, se complican las cosas.

A lo largo de los años he logrado dominar a muchos de esos monstruos. Cuando logran escaparse sé bien qué hacer para regresarlos a su jaula, pero existen otros que sigo sin saber (del todo) cómo dominarlos. Por eso mismo, sus puertas están muy bien cerradas y cuidadas. Pero ¿qué sucede, entonces, cuando alguien logra abrirles la puerta? Están bien cerradas desde dentro, pero pueden ser abiertas fácilmente desde fuera (necesito mejorar eso). ¿Qué hacer cuando alguien, sin ningún tipo de mala intención, abre esa puerta y libera al monstruo? Correr sería una buena idea, pero es un poco complicado huir de ti mismo, ¿no?. Pedir ayuda es otra buena idea pero, vamos, todos sabemos que están esos grandes amigos llamados orgullo y miedo para impedirlo. Entonces empieza la gran pregunta: ¿Qué es peor, dejar el monstruo libre y esperar que se calme luego de destruir casi todo o arriesgarse a crear otro monstruo pidiendo ayuda?.

Dicen que el que no arriesga no gana. Pero el que no arriesga tampoco pierde (más, en este caso) y yo no necesito demostrar nada "ganando".

Pensarán que puedo recurrir a lo que sea hice en una primera instancia para encerrarlo. Pero, hoy en día, me es imposible. En esa entonces decidí arriesgarme y pedir ayuda, pero el riesgo creó otros monstruos (quizás de menor gravedad) y no sé si pueda conseguir más jaulas para los posibles monstruos a crear. Si bien la vida siempre tendrá sus monstruos, y eventualmente tendré que liberar espacio para los nuevos, también los monstruos pueden ser asesinados, el problema es que este monstruo es más grande que cualquiera de las armas que tengo.

Necesito correr el riesgo, porque no correrlo hará que este monstruo siga libre y destruya las pocas cosas que aprecio en mi vida ahora mismo. Prefiero perderlas por intentar hacer algo que perderlas por no hacerlo.

Allá voy, Monstruo. Espero podamos contra ti.

Venganza

Una vez más, y como siempre lo haré, no definiré lo que es la venganza. No creo que haga falta y si necesitas una definición específica no la encontrarás aquí. El propósito de este post es hablarte un poco de el cómo veo yo eso de "vengarse". Porque, bueno, he escuchado mucho últimamente frases como: "Ya me vengaré de esa ma****a", "Buscaré vengarme de él" o "Mi venganza será dulce" y es por este último que empezaré.

¿La venganza es dulce? ¿En serio? Es decir, te produce una satisfacción personal increíblemente grande el hecho de hacerle tanto mal a otro ser humano como te fue hecho (por esa persona) a ti. Eso, a mi parecer, es una forma despreciable de satisfacción. No negaré que he cometido actos de venganza muchas veces, que busqué causar incluso más dolor del que me fue causado y que me llené de alegría al ver tan miserable como lo fui yo a quien me hirió. Ya no lo pienso/siento de esa manera.

Sin querer entrar en un sentido religioso y/o filosófico, se debe ser feliz y dejar las cosas "fluir" en el sentido en el que tengan que fluir. Si eres una persona con complejo de superioridad pues velo de esta forma: Vengarse implica rebajarse al nivel de quien te hirió. Como personas hemos de ser mejores que eso, podemos simplemente perdonar (más no olvidar, si no se quiere) y seguir adelante con lo que sea que nos tenga propuesto la vida. Ahhh, ¿Que eso del Karma tarda mucho y quieres resultados inmediatos? Entonces, ¿no estarías acumulando "Karma negativo" al momento de vengarte? Claro, dejar de desear vengarte de quien te ha herido no es algo que puedas cambiar de la noche a la mañana, necesitas mucha paciencia y, sobretodo, una forma de liberar la frustración que te producirá el no vengarte. Pero se puede lograr, te lo digo yo.

Vengarse te hace perder tiempo planeando qué hacer, perder alegría manteniendo rencor y perder juventud amargando tus días. Vengarse hará incluso que pierdas personas que son importantes para ti, van a pensar: "Mejor me alejo porque si un día le digo algo que lo moleste buscará vengarse y será peor". Vengarse terminará haciendo que la vida se vengue de ti y te deje en la más grande soledad y amargura que pueda ofrecerte.

Esta es sólo mi opinión, siéntete libre de pensar/sentir diferente. Pero si decides seguir en el camino de la venganza te recuerdo esto: A cada quien lo que merece, y no es criterio tuyo qué merece cada quien.

Un sueño, un objetivo.

Me encontraba acostado en la calle, sin ánimos de moverme y/o hacer algo que no fuese respirar. Había sido arrollado. Sobreviví, sí, pero el impacto fue tan grave que las fuerzas que me restaban no eran suficientes para levantarme. 

Largo tiempo pasó hasta que mis heridas sanaron y recobré la fuerza para levantarme y mirar a mi alrededor. "¿Ahora qué? ¿Ahora a dónde iré?". Volteé la mirada y encontré una entrada. Sobre ella, estaban estas siglas: U.S.B. La Universidad Simón Bolívar. Vaya, estoy aquí; veamos qué sucede.

El camino de entrada no fue difícil, pero tampoco fue fácil. Obstáculos tuve, luché contra ellos y supe recorrer todo el camino de forma constante. Pero... ¿Cual era mi objetivo? Estaba ahí, estaba recorriendo un camino, pero no sabía hacia donde llegaría.

Mientras encontraba la respuesta a esta interrogante me dediqué a aceptar retos. Retos que a veces fueron simple capricho y otras una oportunidad de crecimiento personal. Acepté retos de otras personas y retos que yo mismo me impuse para demostrarme que el último golpe que recibí me sirvió para aprender y no sólo para sentir dolor. Después de todo, lo que no te mata te hace más fuerte. Entre todas las cosas que me propuse hacer nunca hubo una que tuviese un objetivo más allá de unos días, ningún reto me lo propuse con un logro a futuro lejano y no me interesé por hacerlo tampoco. A fin de cuentas, no sabemos qué pasará en unas semanas ¿qué sentido tiene proponerse algo para esa semana que aun no llega?. El sentido es increíblemente grande, sólo que no supe entenderlo en aquel momento.

Mis retos me ayudaron a conseguir acompañantes. Personas que compartían conmigo los retos futuros a conocerlos y, algunos de ellos, siguen haciéndolo. En nuestras largas charlas de descanso y recuperación entramos en la historia que nos llevó a ese lugar. El camino que nos hizo entrar en esa locación y el cómo estaban entrenando para el último reto, el mayor de todos: salir de ahí con el conocimiento en sus manos para cambiar el mundo.

"¿Qué? ¿Qué no tienes un objetivo a futuro? ¿No sabes qué harás con el conocimiento que has adquirido en estos retos? ¿Qué planeas hacer cuando este camino termine?" Pues, no lo sabía porque nunca me había sentado a pensar en un futuro más allá del siguiente día. No me había percatado que este camino terminaría y luego de él ¿qué haría?. Llegó el momento de madurar.

Largas noches pasé en vela, acostado mirando un cielo juzgarme y penetrarme con una mirada fija que me cuestionaba y me hacía cuestionarme. De repente, volteé mi mirada hacia una estrella, la estrella más oculta de todas y al mismo tiempo la más notoria, y ella me hizo recordar todo. Todo lo que he logrado en mi vida, todo lo que he luchado por tener (y perder) lo que quiero, todo lo que he aprendido y todo lo que he curado. Recordando esto se hizo clara mi respuesta. Mi objetivo, se hizo claro. Tenía un sueño, y estos están hechos para cumplirse.

Pase el resto de esa noche no mirando un cielo en busca de inspiración sino mirando mis logros en busca de herramientas. Herramientas y materiales que me ayudarán a construir mi sueño y lograr sacarlo adelante ante todo. No puedo construirlo todavía, y es sólo porque no cuento con todas las herramientas que necesito, herramientas que adquiriré en mis próximos retos que se presenten en este camino y que sé serán las necesarias para lograr lo que me he propuesto. Vaya, así que esto es lo que se siente cuando tienes un sueño. Que genial es esta sensación. Pero esta no es la razón mi historia. Mi historia tiene más de un objetivo, mi historia tiene un sueño a cumplir pero en el camino hay cosas que quiero colectar antes de cumplirlo.

Me propuse como objetivo el llegar a un lugar, un lugar al que he ido antes, pero no en la U.S.B. Un lugar al que se puede vivir sin llegar pero que llegando se hace más fácil y satisfactorio el camino. Ese lugar con el que sabes siempre podrás contar cuando necesites refugio ante la adversidad y que es único para cada persona. ¡Vamos por él! Aquí también debe estar ese lugar, sólo he de encontrarlo. 

He estado tocando puertas, abriendo pasajes y escalando montañas en busca de este lugar. Varias veces he creído encontrarlo, pero he estado equivocado. Una vez más, tengo en la mira un lugar, un lugar que se ve distante y difícil de acceder, un lugar que promete ser un reto pero... Después de todo, se lucha por lo que se quiere. 

En el intento de llegar a lugares que prometían ser el indicado he pasado por malos momentos, malas noches, mala alimentación, mala compañía y muchas, muchas malas decisiones. De los errores he aprendido pero empiezo a cansarme de cometerlos. Ha pasado por mi mente el dejar de buscar este lugar y seguir con mi sueño dejando de lado ese objetivo, ha pasado por mi mente, ha pasado.

Quiero llegar a ese lugar que veo a lo lejos, estoy en el camino hacia él y ya he caído, me he perdido y he sido llamado de regreso... Pero también me he levantado, he recuperado el rumbo y he decidido seguir con esto. No hay reto tan grande como para no intentarlo.

Ahora, me encuentro encerrado, he caído otra vez y sé que podré levantarme pero no sé qué sentido tenga hacerlo. Mi objetivo se ve cada vez más lejos, cada vez con más dificultad para alcanzarlo y me siento cada vez más débil. No soy una persona que se rinde ante los retos, pero empiezo a dudar que este reto sea algo que esté en mi destino conseguir. Años he intentado conseguir este lugar y por años he fracasado. No sé si debo dejar de intentarlo o sólo intentarlo con más fuerzas.

Sí, esa es la razón, necesito más fuerza, necesito luchar con lo último de mis energías para lograrlo. Necesito más determinación y carácter para combatir la duda y los gritos que me dicen: ¡Deja de intentarlo!. Necesito recordar que mi sueño no está completo sin ese lugar.

Es hora de levantarme y seguir luchando.

Felicidad

No creo que haga falta definir la felicidad, es un concepto que es tan amplio que podría pasar horas intentando escribirlo y lo que lograría sería perder el tiempo. Es por eso que, les aviso, este no es el propósito del post.

La felicidad es algo que todos tenemos al alcance de la mano. Es algo que simplemente está ahí y si no lo tomas es por tu propia elección. Suena fácil ¿cierto? Sin embargo es una de las vainas cosas más difíciles de notar en el día a día. Muchas veces ligamos nuestra felicidad a situaciones que creamos en nuestras mentes (bien sea por películas, novelas, libros o lo que sea) y exigimos que las cosas sean como las imaginamos para ser felices. Ojo, no estoy diciendo que no se disfruten momentos de alegría en situaciones completamente inesperadas, pero se espera tener alegría en los casos imaginarios que pasamos la noche creando.

¿Qué pasa cuando las cosas no son cómo las imaginamos? La felicidad entonces se nos vuelve una meta inalcanzable como estado constante. Se tienen momentos de felicidad pero no se es feliz. Mi caso particular se refirió a una persona.

Tuve una muy buena relación con esa persona, nos llevamos de una muy buena forma y logramos congeniar en aspectos muy personales que nos unieron lo suficiente para crear un vínculo de confianza muy fuerte. Todo estuvo bien por un tiempo y luego (por simple destino, podrían decir) empezaron a cambiar las cosas (¿Las cosas? Quizás quienes cambiamos fuimos nosotros, pero eso es otro asunto) y de repente lo que fue felicidad empezó, poco a poco, a convertirse en desdicha. ¡Pero vamos! ¿Qué hicimos que todo se vino abajo? Pues la respuesta es simple: nada, simplemente ser como somos. Las cosas cambian, eso es muy cierto, pero eso no significa que siempre sea para bien. 

Empecé a aferrarme a la idea de recuperar lo que alguna vez me hizo feliz. Intenté re-hacer lo que hice en un principio y sé que la otra persona también puso de su parte para lograr recuperar eso que tanto quisimos. Pero fue en vano. En esa lucha sin sentido de querer recuperar algo que nunca volvería a ser perdí años. Y sí, fueron años perdidos porque en el intento de recuperar las cosas sólo llevé golpes y más golpes. ¿De los golpes se aprende? Claro, pero repetir el mismo golpe una y otra vez ya es masoquismo.

No fue sino cuando entendí que las cosas no volverían a ser como lo fueron que pude entender esto: Mi felicidad no puede estar aferrada a algo/alguien. Mi felicidad depende netamente de mí. No de con quién estoy, de qué hago o del clima. Seguro, estas cosas siempre influyen en los estados de ánimo, pero nunca deben influir en la felicidad que tenemos como persona. Ahora, tampoco es que soy un hippie y vivo sonriendo todo el día mientras canto y bailo (eso, aparte, sería muy gay), pero sí entendí que puedo ser feliz sin tener que estar en una situación pre-definida en mi mente como "caso ideal de la vida". Para ser feliz lo único que necesito es querer serlo.

No hace falta más que música, espacio y, a veces, una buena compañía. Simple ¿cierto? ¿Qué esperan para hacerlo entonces?



A la persona que perdí: Gracias. Sin ti nunca hubiese podido entender esto. Miles de gracias. Quizás lo hubiese aprendido de otra forma, pero esta fue una buena manera de hacerlo. (editado el 16/05/2016)

Prejuicio

Este es un post muy personal y no tiene como propósito algo más que dejar salir las cosas que me aquejan a nivel psicológico, estás advertido.

"Todos serán culpables hasta demostrar lo contrario". En eso se puede resumir lo que es un prejuicio. Cuando vamos creciendo desconocemos de lo que es capaz la humanidad y, en muchos casos, pensamos que han de actuar de igual forma que nosotros ante las situaciones que se presenten, después de todo, somos humanos y pensamos "igual".

Entonces, si conoces a una persona (que llamaré X), con determinadas características, y esa persona demuestra ser una mala persona, te hiere a ti a los demás y roba a sus conocidos, todas las personas con las mismas características que X han de pensar y actuar de la misma forma. He ahí donde empiezan los prejuicios. Para algunas situaciones/personas estos prejuicios son acertados, todo depende de las características usadas como base, pero muchas otras veces son completamente errados.

El tener un prejuicio para con una persona sólo te hará odiarla/quererla de antemano sin dar la oportunidad de ganarse el sentimiento, te hace tener actitudes con esa persona que no merece (todavía, al menos) y por imbécil puedes terminar perdiendo a una gran persona en tu vida, ¿por qué? Porque hace un tiempo conociste alguien con ese mismo color de cabello, de ojos y estatura que resultó ser *agrega aquí lo que te venga en gana que te moleste*.

Los prejuicios te llevarán a perder a grandes personas y evitar a grandes farsantes, tú decide que es más importante para ti y, en base a eso, actuar o no con prejuicio hacia las personas. 

Ya yo tomé mi decisión. No todos pensamos de la misma forma, sino el mundo sería un lugar muy aburrido.

Orgullo

Puede que exista una definición "popular" errónea de lo que significa ser orgulloso, así que empezaré aclarándola (muy a mi manera).

Una persona orgullosa es aquella que se siente super-mega-arrechísimamente-poderosa, que puede con absolutamente todo problema que se le presente en la vida solo y que, sea lo que sea que pase, pensarán que no necesita a nadie para salir adelante en la vida. Grave error y pésima forma de vivir.

Yo, lo admito, siempre he dicho ser una persona sumamente orgullosa, intenté demostrarle al mundo que puedo contra cualquier cosa yo solo, que no me hace falta pedir ayuda y que haré las cosas que he dicho que haré sin importar las consecuencias. No fue sino hasta hace unos meses que me dieron una cachetada (psicológica) y me hicieron darme cuenta de lo imbécil y atorrante que era (y, para algunas cosas, todavía soy). Muchas de las cosas con las que intenté justificarle a mi psicóloga fueron "traumas" de mi adolescencia, infancia y, uno que otro, de hace unos 5 años. Como podrán imaginar, refutó cada uno de ellos haciéndome darme cuenta que lo único que estaba buscando eran excusas para hacer las cosas que hacía, creyendo que era mejor persona/humano por hacer las cosas con justificación y no porque, muy en el fondo, simplemente me provocó. Hice cosas con la excusa "dije que iba a hacerlo" cuando realmente la razón era "te voy a demostrar que soy más arrecho que tú y lo haré" y, obviamente, eso sólo me trajo como resultado problemas y deudas. Pero, como dicen, de los golpes se aprende.

Y es que no está mal el querer salir adelante en la vida, pero es imposible que lo hagas sin ayuda de NADIE, ¡Por favor!. Siempre habrá personas que nos ayuden y jamás lo dirán (por modestia o por cualquier razón). No está mal sentir que podemos con los problemas que nos aquejan por nosotros mismos pero, de nuevo, es imposible que no exista ninguno en el que no necesites ayuda de alguien más, ¿o es que tienes los conocimientos de toda la humanidad en tu mente?. Está bien que una persona se apegue a su palabra pero, es importante tener siempre presente las consecuencias de las acciones que tomaremos. El ser orgulloso, irónicamente, no es algo de lo cual debamos sentirnos orgullosos.

Existe un límite para todo en esta vida y es importante saber cuando nos hemos acercado mucho a este. Pasé ese límite, he vivido lo grave de las consecuencias y podido ver lo peor que pueden resultar. Seamos orgullosos cuando hay que serlo, pero no seamos una persona orgullosa que destruye las cosas a su paso por sentirse más grande y poderoso de lo que es (o no es). 

Salgan adelante, enfrenten sus problemas, mantengan su palabra, sólo no quieran hacerlo solos. Si le das la espalda al mundo, el mundo te dará la espalda.