Felicidad

No creo que haga falta definir la felicidad, es un concepto que es tan amplio que podría pasar horas intentando escribirlo y lo que lograría sería perder el tiempo. Es por eso que, les aviso, este no es el propósito del post.

La felicidad es algo que todos tenemos al alcance de la mano. Es algo que simplemente está ahí y si no lo tomas es por tu propia elección. Suena fácil ¿cierto? Sin embargo es una de las vainas cosas más difíciles de notar en el día a día. Muchas veces ligamos nuestra felicidad a situaciones que creamos en nuestras mentes (bien sea por películas, novelas, libros o lo que sea) y exigimos que las cosas sean como las imaginamos para ser felices. Ojo, no estoy diciendo que no se disfruten momentos de alegría en situaciones completamente inesperadas, pero se espera tener alegría en los casos imaginarios que pasamos la noche creando.

¿Qué pasa cuando las cosas no son cómo las imaginamos? La felicidad entonces se nos vuelve una meta inalcanzable como estado constante. Se tienen momentos de felicidad pero no se es feliz. Mi caso particular se refirió a una persona.

Tuve una muy buena relación con esa persona, nos llevamos de una muy buena forma y logramos congeniar en aspectos muy personales que nos unieron lo suficiente para crear un vínculo de confianza muy fuerte. Todo estuvo bien por un tiempo y luego (por simple destino, podrían decir) empezaron a cambiar las cosas (¿Las cosas? Quizás quienes cambiamos fuimos nosotros, pero eso es otro asunto) y de repente lo que fue felicidad empezó, poco a poco, a convertirse en desdicha. ¡Pero vamos! ¿Qué hicimos que todo se vino abajo? Pues la respuesta es simple: nada, simplemente ser como somos. Las cosas cambian, eso es muy cierto, pero eso no significa que siempre sea para bien. 

Empecé a aferrarme a la idea de recuperar lo que alguna vez me hizo feliz. Intenté re-hacer lo que hice en un principio y sé que la otra persona también puso de su parte para lograr recuperar eso que tanto quisimos. Pero fue en vano. En esa lucha sin sentido de querer recuperar algo que nunca volvería a ser perdí años. Y sí, fueron años perdidos porque en el intento de recuperar las cosas sólo llevé golpes y más golpes. ¿De los golpes se aprende? Claro, pero repetir el mismo golpe una y otra vez ya es masoquismo.

No fue sino cuando entendí que las cosas no volverían a ser como lo fueron que pude entender esto: Mi felicidad no puede estar aferrada a algo/alguien. Mi felicidad depende netamente de mí. No de con quién estoy, de qué hago o del clima. Seguro, estas cosas siempre influyen en los estados de ánimo, pero nunca deben influir en la felicidad que tenemos como persona. Ahora, tampoco es que soy un hippie y vivo sonriendo todo el día mientras canto y bailo (eso, aparte, sería muy gay), pero sí entendí que puedo ser feliz sin tener que estar en una situación pre-definida en mi mente como "caso ideal de la vida". Para ser feliz lo único que necesito es querer serlo.

No hace falta más que música, espacio y, a veces, una buena compañía. Simple ¿cierto? ¿Qué esperan para hacerlo entonces?



A la persona que perdí: Gracias. Sin ti nunca hubiese podido entender esto. Miles de gracias. Quizás lo hubiese aprendido de otra forma, pero esta fue una buena manera de hacerlo. (editado el 16/05/2016)

No hay comentarios:

Publicar un comentario